El Foro Regional de Vivienda y Hábitat que tuvo lugar el pasado mes de junio en Santo Domingo, República Dominicana, fue una reunión inusual. Reunió a actores estratégicos relacionados con la agenda urbana y de vivienda en la región de América Latina y el Caribe (ALC) y les presentó 29 prácticas inspiradoras que promueven la vivienda adecuada y el hábitat como impulsores del desarrollo sostenible en la región.

Las 29 experiencias fueron seleccionadas a través de un concurso organizado por Cities Alliance, Hábitat para la Humanidad Internacional y ONU-Hábitat como parte de la Plataforma de Prácticas del Hábitat Urbano (UHPH, por sus siglas en inglés). De las 300 solicitudes evaluadas por su alineación con los principios de la Nueva Agenda Urbana – para la que el Derecho a la Ciudad es central- se seleccionaron 29.

Tuve la suerte de participar en el proceso de selección para el concurso y la experiencia me hizo reflexionar. Me impresionó la cantidad de prácticas de alta calidad que había en ALC que involucraban a múltiples actores, eran multisectoriales, colocaban a las personas en el centro y perseguían el cumplimiento de la función social de la ciudad. Si el concurso Prácitcas Inspiradores se hubiera celebrado hace 15 años, no hubieramos podido elegir entre tantas  experiencias.

¿Por qué es esto, y por qué en ALC? Tal vez sea el resultado de una lucha multianual en ALC por el reconocimiento del Derecho a la Ciudad en políticas, marcos legales, planes de desarrollo urbano y programas liderados por el sector público y/o social. No es casualidad que la región ALC haya liderado y perseguido la inclusión del concepto del Derecho a la Ciudad en la Nueva Agenda Urbana. Más bien, refleja un compromiso social y político que ha generado una nueva generación de prácticas y colectivos que comparten una visión diferente de qué y a quién deben servir nuestras ciudades.

Ciertamente, la inercia de los viejos sistemas existentes -como las leyes, la burocracia y las instituciones- sigue representando una fuerza friccional importante cuando se trata de ampliar y replicar los esfuerzos progresistas. Como señaló la reconocida socióloga Saskia Sassen en el Foro de Santo Domingo, fuerzas de mercado desconocidas están ocupando cada vez más las ciudades de todo el mundo, lo que lleva a la pregunta: ¿De quién es la ciudad?

Las 29 Prácticas Inspiradoras seleccionadas y presentadas no fueron los únicos elementos del Foro que destacaron el Derecho a la Ciudad. El concepto fue evidente una y otra vez a lo largo del debate sobre financiamiento, marcos de políticas o cambio climático. Al final del Foro, quedó claro que en ALC disponemos de soluciones técnicas convincentes (aunque todavía es necesario ampliar, capacitar y aumentar profesionales).

Pero el cambio real hacia un futuro en el que la Nueva Agenda Urbana sea posible sólo se producirá cuando cambiemos nuestra forma de operar. Necesitamos procesos de toma de decisiones más equilibrados desde el punto de vista del género -centrados en personas con modelos de gobernabilidad democrática fuertes y genuinos de múltiples actores y niveles- que permitan a la ciudad realizar su función social al máximo y expandir significativamente el acceso a tierras y espacios públicos bien ubicados y para todas-os las-os ciudadanas-os.

En cierto modo, los debates de Santo Domingo ayudarán a los profesionales e investigadores de la región (y quizás incluso de todo el mundo) a trabajar y pensar sobre nuestras ciudades de una manera diferente, ya que ofrecieron algunas herramientas y ejemplos concretos de cómo hacerlo. Asimismo, el Foro alcanzó un amplio consenso en torno a los principales retos técnicos y políticos que deben abordarse, siendo la vivienda un pilar estratégico, si no el más estratégico, para la realización del Derecho a la Ciudad a medida que se implementan las agendas globales.

Otro resultado importante del Foro fue el lanzamiento de la Plataforma de Prácticas del Hábitat Urbano, que cuenta con el apoyo de una alianza multisectorial de colectivos que incluye a más de 30 organizaciones que representan a los gobiernos nacionales y locales, ONG, fundaciones, instituciones académicas, el sector privado y organizaciones internacionales.

El objetivo principal de la UHPH es funcionar como una red de redes, un repositorio de prácticas e investigaciones sobre vivienda en ALC y un espacio para compartir, crear consenso y generar una masa crítica. Muchos de los partidarios de la UHPH también son firmes defensores del Derecho a la Ciudad, creando vínculos sólidos entre las dos plataformas que pretendemos fortalecer a lo largo del camino que tenemos por delante.

En un futuro próximo, será fundamental que la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad sea capaz de «aterrizar» y traducir su concepto todavía abstracto en experiencias concretas. Esto ayudará a mejorar la comprensión pública de cómo este derecho colectivo e intangible se traduce en la práctica.

Tal vez esta primera selección de prácticass pueda inspirar estudios de casos y/o reflexiones adicionales que mejoren y se basen en la perspectiva del Derecho a la Ciudad. Esto podemos hacerlo conjuntamente y, eventualmente, con la ayuda de organizaciones de investigación y académicos de la región. La UHPH es un bien público regional y debemos maximizar su potencial para solidificar el Derecho a la Ciudad, especialmente ahora que todos sus elementos están claramente expresados en la Nueva Agenda Urbana.

Artículo de Anaclaudia Rossbach, Cities Alliance