Es un proyecto implementado por Madre Tierra en Hábitat Popular desde una perspectiva de género. A través de la metodología de talleres, se reflexiona sobre las prácticas e intervenciones institucionales procurando incorporar esta perspectiva en el hacer cotidiano.

Artículo de Madre Tierra[i]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

A lo largo de estos 34 años, Madre Tierra ha desarrollado distintas líneas de intervención: promoviendo el acceso al suelo[ii], la regularización dominial, el mejoramiento habitacional y el equipamiento e infraestructura barrial y comunitaria[iii]. Mayoritariamente quienes participan protagónicamente de estos proyectos en el territorio junto al equipo de MTson las mujeres. Es por este motivo que el trabajo desde la Perspectiva de Génerossiempre estuvo presente en la organización pero, en el año 2010, se conformó, sosteniéndose hasta la actualidad, un espacio grupal llamado “ElEvarte” (el Arte de las Evas).

En este grupo las promotoras y referentes barriales, junto al equipo de género de la institución, y a través de la metodología de talleres, reflexiona y analiza las prácticas e intervenciones institucionales procurando incorporar esta perspectiva en el hacer cotidiano. Como disparador de este análisis pensamos el Habitar asociado al cuerpo, los vínculos y la comunidad. Se problematiza estas dimensiones con diferentes técnicas que ayudan al reconocimiento y apropiación de los diversos habitares para transformarlos.

En el trabajo sobre el Habitar el cuerpo que habitamos se conceptualiza al cuerpo como nuestra “casa más íntima”, el lugar que una habitamos con nosotras misma, el lugar donde sentimos y el vehículo de lo que queremos expresar. Por este motivo, se trabaja sobre la necesidad de reconciliarnos con “nuestro” cuerpo, un cuerpo que tantas veces las mujeres sobre-exigimos y descuidamos, depositario de nuestras angustias, temores, ansiedades, convencidas que revalorizarlo y generar prácticas de autocuidado es parte de la recuperación de la autoestima. De las reflexiones en torno a este eje, surgen sobre todo el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, la posibilidad del disfrute por parte de las mujeres sin ser “estigmatizadas”, de poder decir “no”, de cuestionar el mandato que tiene la mujer de “hacer siempre para otres” y de la necesidad de dedicarse un tiempo para sí misma.

El Habitar nuestra casa se relaciona con poder pensar nuestros vínculos al interior del hogar identificando situaciones de opresión, maltrato, violencia de género así como también situaciones donde se reproducen mandatos y estereotipos de género (división sexual del trabajo) en donde las mujeres se ven sobrecargadas de tareas de cuidado que imposibilitan o relegan el desarrollo de otras tareas (trabajar, educarse, tiempo libre).En este eje también analizamos el impacto cualitativo de los mejoramientos habitacionales que además de permitir el acceso a una vivienda dignay mejorar la calidad de vida, impactan facilitando las tareas cotidianas que mayoritariamente recaen por mandato patriarcal, sobre las mujeres del hogar. Por ejemplo, la provisión de agua fría y caliente en baños y cocina evita a las mujeres tener que cargar tachos de agua para el aseo del hogar y personal; las piletas de lavado a una altura adecuada mejora las posturas corporales evitando dolores físicos y problemas de cervicales y de cintura; los revestimientos en los pisos facilitan el aseo diario de estos espacios. Algo fundamental en las mejoras, es construir o terminar de habilitar para su uso, espacios nuevos, ampliando la superficie de las viviendas y solucionando generalmente situaciones de hacinamiento. Esto repercute en los vínculos al interior de las familias, evitando la superposición de actividades en un mismo espacio (utilización de cocina-comedor como dormitorio) y la generación de conflictos entre los miembros, así como también posibilitando la creación de intimidad (separación de la habitación de los padres de la de les hijes).

El Habitar la comunidad se piensa desde la ocupación del espacio público y la configuración de nuestros barrios. La percepción de la inseguridad urbana es uno de los problemas más preocupantes en el imaginario de nuestras sociedades, agravado por el tratamiento del tema que hacen los medios de comunicación masiva, e incorporado por lo general en la agenda política y en las campañas de los candidatos como uno de los temas prioritarios. Sin embargo, las respuestas que se promueven son en su mayoría autoritarias y represivas: se reclaman el aumento de las penas, la baja de la edad de imputabilidad y el aumento del personal policial o militar en las calles o en los barrios populares. Cuando se habla de violencia en las ciudades, no se diferencia cómo es vivida y subjetivada en los distintos actores, sobre todo la violencia histórica sufrida en el ámbito privado por las mujeres y cómo la misma entra en relación con las sufridas en el ámbito público al concebir el cuerpo de las mujeres como “apropiable” y disponible al varón. Desde aquí es que decidimos trabajar en los talleres cómo las mujeres transitaban el espacio público y qué amenazas encontraban en el mismo, sintiéndose violentadas.

Analizamos los recorridos urbanos que realizan a diario según sus tareas: llevar a les niñes a la escuela, a la plaza, hacer las compras, realizar trámites, llevar a les adultes mayores al médico, ir a trabajar, etc. La mayoría resalta el estado de precariedad de las calles, en general de tierra, los terrenos baldíos con pastos altos y los basuralesque provocan una sensación de mayor “inseguridad”, laescaza frecuencia en los transportes públicos que hace que estén atestados y tengan que viajar en condiciones inseguras (en los estriboso con las puertas abierta) expuestas a accidentes y/o abuso y los recorridos lineales, que hace que tengan que utilizar más de un medio de locomoción gastando mucho dinero o caminar largas distancias.

Otro tema de importancia es el acceso a los servicios, entre ellos la salud, querequiere concurrir a centros públicos alejados y de madrugada para conseguir un turno, lo que, sumado al estado mencionado de los medios de transporte y su frecuencia, dificulta la periodicidad en los controles o la atención de cuestiones preventivas. Más aún en el caso de las mujeres, que por lo general postergan su cuidado sanitario en pos de la atención del resto de los miembros de la familia.

Con respecto a los espacios públicos de recreación mencionan que están alejados (más de 1000 mts) de sus hogares y se encuentran descuidados o abandonados, lo cualrefuerza la sensación de “inseguridad” y la no apropiación de estos espacios para su disfrute. De estas reflexiones, surgieron iniciativas de intervención y visibilización de esta problemática, realizando intervenciones urbanas: embellecimiento de algunos espacios (plazas, paradas de colectivos, etc.) a través de murales, pintadas, grafittis, mensajes de denuncia, stickers, colocación de luminarias en las calles de acceso al barrio más transitadas, realización de algunas propuestas a los gobiernos locales y a las empresas de transporte que recorren los barrios.

Desde el equipo de MT creemos que el camino recorrido pensando el Hábitat desde una perspectiva de Géneros es una apuesta enriquecedora, pensarnos desde los ejes cuerpo-casa-comunidad nos ha permitido empezar a deconstruir lo que culturalmente está dado y llegar a la reflexión desde lo vivencial como medio para aportar a la trasformación que indudablemente debe darse desde lo colectivo y con la complejidad que esta problemática representa. Repensar el Hábitat desde el “Habitar nuestro Cuerpo, nuestra Casa, nuestra Comunidad” continúa aportando y desafiándonos a pensar un Hábitat sin Violencia, para todes.

[i] Madre Tierra (MT) es una asociación civil con inserción territorial en la Zona Oeste del Conurbano Bonaerense, conformada por un equipo técnico-social que promueve y desarrolla proyectos desde 1985 en Hábitat Popular urbano.

[ii] más de 2600 familias han accedido a la tierra a través de la creación de 15 nuevos barrios con la modalidad de Lotes con Servicios.

[iii] abastecimiento de agua potable, electricidad, construcción de salones de usos múltiples, comedores, guarderías infantiles, pasajes y veredas, luminarias, etc.