Artículo de: Facundo Di Filippo[i]

Breve balance de un Foro Social Mundial necesario, que vuelve a transitar por la senda para el cual fue pensado. Disputas continentales, sociales y políticas. Actualización de consignas y debates. El Derecho a la Ciudad como uno de los ejes centrales, y las nuevas perspectivas para abordar las problemáticas urbanas, como el Extractivismo Urbano. Habitar Argentina como caso de espacio integrador, multidisciplinario y de construcción colectiva.

Después del primer Foro Social Mundial, celebrado en 2001 en la ciudad de Porto Alegre y cuyo lema fue «otro mundo es posible», se creó la Carta de Principios que orientó la continuidad de esa iniciativa. Su primer punto establece “El Foro Social Mundial es un espacio abierto para la profundización de la reflexión, el debate democrático de ideas, la formulación de propuestas, el intercambio libre de experiencias y la articulación para acciones eficaces, de entidades y movimientos de la sociedad civil que se oponen al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo y están empeñadas en la construcción de una sociedad planetaria orientada a una relación fecunda entre los seres humanos y de éstos con la Tierra”

17 años después, y a sabiendas de que ese otro mundo aún no es posible, en un contexto donde recrudecen políticas y gobiernos conservadores y antipopulares, se hace necesario volver a potenciar este espacio. Y así lo entendieron sus organizadores, colocando en su consigna central –“Resistir es crear, resistir es transformar”- la resistencia como núcleo de la acción.

El anterior FSM, realizado en Montreal (2016), dejó muchos sinsabores. Fue el primero realizado en el hemisferio norte, y esperamos que el último. Escasa participación -incluso de organizaciones locales-, prohibición de ingreso a Canadá de centenares de activistas provenientes de latitudes no “compatibles” con el primer mundo, lo costoso de trasladarse hasta allí y la pésima organización fue nuestro balance del encuentro. Claro que sirvió para relacionarnos con organizaciones muy interesantes, como la canadiense FRAPRU o la global NO VOX, pero incluso las categorías que allí se debatían eran viejas. La elegida para nuclear las complejidades de la cuestión urbana fue “el derecho a la vivienda”, retrasando un par de décadas la discusión.

En su regreso al sur el Foro Social Mundial volvió a mostrar, incipientemente, por donde hay que ir. Si bien existen debates pendientes sobre el futuro del FSM, esta edición volvió a poner en eje la demanda de los de abajo y desde abajo.

Su epicentro estuvo en la generosa Universidad Federal de Bahía, donde cerca de 80 mil personas participaron de 2000 actividades propuestas por organizaciones -principalmente brasileras- y divididas en 19 ejes temáticos.

Bajo el eje del Derecho a la Ciudad se nuclearon más de 70 iniciativas. Nuestro aporte estuvo dado por la charla “Extractivismo Urbano – Impacto de capitalismo en las ciudades de nuestro continente”. Desde nuestra organización venimos construyendo este concepto, a partir de identificar como las corporaciones reproducen el modelo extractivo de nuestros recursos naturales en grandes urbes, y creemos que toda lucha contra esa dinámica nos desafía a comprender su funcionamiento, a través de qué mecanismos, identificar quienes se benefician y cuáles son sus especificidades en los territorios donde se instala.

El debate fue muy rico. De él participaron Adriana Lima de la Universidad Estadual de Feira de Santana (Brasil), Andrea Rigon de la University College London (Inglaterra), Cristina Reynald de la Alianza Internacional de Habitantes (Argentina), Ana Fernandes de Universidad Federal de Bahía (Brasil), Federico Orchani del Frente Popular Darío Santillan (Argentina), Ana María Vázquez Duplat del Colectivo por la Igualdad (Argentina) y quien redacta estas líneas. El aporte destacado a incorporar al concepto de Extractivismo Urbano es el de la “obsolescencia programada”, la vida útil del parque habitacional que construyen (o destruyen) las ciudades capitalistas.

Como cierre del Foro tuvimos el espacio de Convergencia por el Derecho a la Ciudad, convocado desde la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, donde diversas organizaciones pudimos conocer especificidades de la plataforma y la actualidad de sus gestiones ante gobiernos y organismos internacionales. Allí participamos varios espacios que estamos nucleadas en Habitar Argentina, colectivo conformado por organizaciones, instituciones académicas, movimientos sociales urbanos y campesinos y legisladores/as, que trabajan con el objeto de generar un marco normativo para garantizar el derecho a la vivienda, a la tierra y al hábitat digno para todos y todas. De esa articulación nació la voluntad de potenciar el vínculo, y el primer paso será la participación de un representante de Habitar Argentina en el Taller Regional de la Plataforma.

Durante el Foro acontecieron dos hechos que marcan el clima de época que describíamos al principio. Uno fue el salvaje asesinato de Marielle Franco, concejal carioca del Psol, mujer, negra, lesbiana y pobre, que cayó bajo la ira de los sectores más reaccionarios del Brasil por defender a los jóvenes de las favelas, asesinados y/o abusados diariamente por la intervención militar del Estado de Río de Janeiro decretada por el ilegal presidente Temer.

El otro fue el acto Por la Democracia que se realizó a estadio lleno, en apoyo a Luis Ignacio Lula Da Silva, hoy proscripto y posiblemente encarcelado por los mismos factores de poder que terminaron con la vida de Marielle.

Para que no sucedan este tipo de cosas es necesario volver a apostar por el Foro Social Mundial. Actualizando viejas consignas ¡Luchadores del mundo, uníos!

[i] Facundo Di Filippo: Presidente del Centro de Estudios y Acción por la Igualdad, Argentina.