Por Isabel Pascual

GPR2C Team

Ana Falu

Ana Falú: Arquitecta y activista social por los derechos humanos y por los derechos de las mujeres. Co-fundadora de la Red Mujer y Hábitat de América Latina, miembro de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad.

¿Qué desafíos enfrentan las mujeres en las ciudades?

Los principales desafíos de la mayoría de las mujeres de América Latina en las ciudades están atravesados por los temas críticos que presenta la región. La desigualdad es la primera paradoja que debemos señalar. En una región en la cual todos los indicadores han mejorado en la ultima década, en la cual se ha disminuido significativamente la pobreza (promedios según CEPAL de 46 a 24%), se ha incrementado el numero de mujeres en situación de pobreza.  El ejercicio de los derechos, sigue siendo una deuda social el hacerlos conocer y el que millones de mujeres (también hombres) que no conocen sus derechos ni saben como reclamarlos estén informados y conozcan las formas de hacerlo. El necesario avance de la democracia en la región, que se vincula a la confianza en las instituciones. Las mujeres siguen sufriendo violencias tanto en el ámbito privado como en el público y son pocas las que denuncian, una razón es la falta de confiabilidad en la justicia, en la policía. Y finalmente y no menor, el tema de las crecientes violencias urbanas, que afectan la vida de las mujeres.

Enfrentamos un contexto de transformación creciente de las ciudades y de los espacios de la cotidianidad como resultado de diversos fenómenos económicos, sociales, culturales y tecnológicos, afectados por la globalización y el auge de las políticas neoliberales o neo-desarrollistas, impactando, por ende, las formas de vivir en las ciudades. La sociedad urbana se ha complejizado, modificando en este proceso los comportamientos sociales, el uso del tiempo y las formas de movilidad y comunicación. Entre los nuevos fenómenos que cambian el cotidiano de las personas, el de la creciente violencia urbana es uno de los emergentes y críticos, afectando, de distinta manera, la vida de las mujeres en la ciudad. Pobreza, desigualdad, persistencia de la división sexual del trabajo, violencias privadas y públicas constituyen nudos críticos prioritarios en el ejercicio de los derechos ciudadanos de las mujeres.

Sin embargo son las ciudades son los lugares privilegiados de la interacción social y cultural,  y el territorio donde se manifiestan los avances tecnológicos, las ciudades ofrecen potencialmente mayores posibilidades a hombres y mujeres en todos los ámbitos, laborales, educativos, de servicios a la vez que también concentran los mayores desafíos para la sociedad actual, pobreza, violencia, etc.  Y las mujeres han avanzado en sus derechos asumiendo riesgos, las mujeres hemos demostrado largamente individual y colectivamente no ser vulnerables, si bien podemos estar en situaciones de vulnerabilidad.

¿Cómo podemos garantizar el ejercicio del Derecho a la Ciudad de las mujeres?

Necesita primero reconocer a las mujeres como sujetos sociales de derecho propio, merecedoras de la atención publica y no diluidas en el concepto de familia.

Segundo Voluntad política, Tercero, aplicación de recursos. Cuarto, conocer de donde están, quienes son, como viven, las mujeres de la región, de cada ciudad y asentamiento. También conocer desde el lugar de las experiencias tanto de reflexión como en el campo de las políticas. Una mujer por si misma no garantiza ese conocimiento y la defensa de la agenda de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Con esto quiero reafirmar la importancia de las voces de las mujeres organizadas, y las voces de las expertas/os que conocen del tema desde la perspectiva de genero y derechos de las mujeres y la diversidad.

Sin embargo es necesario reconocer que hemos avanzado en América Latina, en legislaciones, y en experiencias concretas de políticas a favor de los derechos de las mujeres. Hemos ganado en conocimiento, en instrumentos: Planes de Igualdad de oportunidades, acciones afirmativas en el ámbito laboral, en el de participación política, en el acceso a la vivienda, programas para atención y prevención de la violencia.

Hay ejemplos de ciudades que han logrado articular con las organizaciones de mujeres, con las redes de expertas como la Red Mujer y Hábitat de América Latina, podemos citar: Bogotá, Rosario, Lima, México DF, Guatemala, Santiago de Chile, entre otras.  Incorporando temas que hacen a la planificación, a la política de vivienda, a servicios, uso del tiempo, entre otros.

En el tema de las crecientes violencias urbanas se registran diversas experiencias promisorias de articulación de actores sociales y gubernamentales, como los Consejos de Seguridad, la Capacitación a Funcionariado y Policías, el Observatorio de Violencia y Genero en las ciudades, el Transporte Seguro, entre muchas otras experiencias que dan cuenta de un sostenido avance si bien no suficiente.

¿Cómo podemos incorporar la perspectiva de género en la planificación de las ciudades? 

Siempre vuelvo a mencionar algo que escribí hace un tiempo, La convivencia en la ciudad,  para hombres y mujeres, se relaciona  con sus experiencias en los espacios en que les toca vivir y actuar. Las relaciones sociales de género son constitutivas de las que se expresan en la conformación del espacio urbano, y éste a su vez, en la reproducción de dichas relaciones (Falú 2003)

Las ciudades no son percibidas ni usadas de la misma manera por hombres y mujeres. En razón de la persistencia de la división sexual del trabajo (concebida aún hoy en el estereotipo de las mujeres en la casa y los hombres en el trabajo remunerado), las mujeres usan la  ciudad de manera distinta, combinan trabajo y familia, con trayectos cortos, interconectados y un uso fragmentado del tiempo.  A la vez que el espacio público es masculino por excelencia y dominio,  negado a las mujeres, con prohibiciones desde  la infancia: lo desconocido, lo prohibido, por lo tanto temido

Señalaría tres vectores centrales para re-pensar la planificación urbana desde los derechos de las mujeres a la ciudad: La desigual distribución territorial  y de oferta de infraestructura y servicios. Las violencias en el ámbito público. La persistencia de las desigualdades y discriminaciones contra las mujeres. Que deben integrar la planificación desde la perspectiva de las mujeres y sus derechos.

Has sido elegida como experta para hacer comentarios en la unidad política«Derecho a la Ciudad y Ciudades para todas y todos», ¿cuáles son sus sugerencias para este documento?

Estamos trabajando en ello. Ojalá podamos convencer al conjunto de las personas participando en la elaboración de este documento de lo que ya señalé. De la importancia de contar con datos estadísticos que nos muestren donde están las mujeres, quiénes son, dónde viven, qué servicios tienen, qué empleos, cuántos hijos a cargo, cómo usan sus tiempos.  Para citar los temas mas relevantes que hacen el derecho a la ciudad de las mujeres. Lo podemos sintetizar en palabras-conceptos: servicios de proximidad, localización, vivienda adecuada, trabajo, accesibilidad y transportes seguros, es decir: derechos que no son solo económicos, derechos a vivir una vida sin violencias, derecho a trasladarse, derechos a trabajar y tener ingresos, derechos a recreación, derechos a circular por los espacios públicos sin temor, entre otros.  Hemos atravesado el siglo de los derechos, sin embargo aún cuesta mucho entender que las mujeres tienen derechos particulares, diferentes a los de los hombres y que son merecedoras de ellos.

¿Cuáles son sus expectativas para el contenido y proceso de Hábitat III desde una perspectiva de género?

Tengo expectativas, también por la participación en el Grupo Asesor para la Inclusión de Genero en ONU Hábitat y por la coordinación del Núcleo de Conocimiento de Genero que estoy impulsando dentro de ONU Hábitat, quiero decir que ya hay un cierto reconocimiento, se viene legitimando sostenidamente el tema, hay mas comprensión desde las dimensiones de la inclusión social y la democracia. Sin embargo me asaltan temores. Los temores refieren a que se sigan tratando los temas en eventos paralelos, con escuchas femeninas mayoritarias.  Creo que si algo seria un salto cualitativo es tener en cada panel decisivo una voz experta y comprometida con los derechos de las mujeres.  En cada evento, en la producción de cada documento, etc.  Escuchar la voces expertas y las expertas voces de las mujeres de la comunidad.

Esperamos y queremos incidir en la Agenda de Hábitat III. No me imagino una agenda de futuro sin la inclusión de los derechos de las mujeres a la ciudad, al hábitat digno, al medio ambiente. Somos comprometidas constructoras del hábitat desde siempre, no siempre reconocidas ni con voz.

Y, si bien las mujeres han sido parte de esta construcción desde siempre, en los asentamientos rurales o urbanos, su presencia ha tendido a ser invisibilizada tanto en la planificación como en las políticas. Es a través de procesos de luchas organizadas que las mujeres comienzan a auto-narrarse en términos de sujetos de derechos, incluyendo también el derecho a la ciudad. Esta incorporación impone un cambio de paradigma, complejizando los procesos de diseño, planificación y de educación ciudadana para el uso y disfrute de los bienes y servicios públicos.

Hemos avanzado en algunos instrumentos que estamos revisando de cara a H III, tales como la Carta Mundial por los Derechos de las Mujeres a la Ciudad (Barcelona, 2004), donde se establecen una serie de condiciones y desafíos tendientes a hacer efectivo este derecho de las mujeres a la ciudad.