El pasado 13 de abril de 2024, Ripess (Red Intercontinental para la Promoción de la Economía Social y Solidaria) y la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad respondieron al llamado a contribuciones para un taller de expertos y un estudio temático integral sobre la dimensión de los derechos humanos del cuidado y apoyo, organizado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), en cumplimiento de la resolución 54/6, adoptada por el Consejo de Derechos Humanos el 11 de octubre de 2023.

Se trata de un taller de expertas-os de dos días para abordar los derechos humanos de las mujeres, personas con discapacidad, niños y personas mayores como cuidadoras-es, así como receptoras-es de cuidado y apoyo, y para su autocuidado desde una perspectiva de igualdad de género y derechos humanos, con el objetivo de evaluar experiencias, buenas prácticas y principales desafíos en relación. En base a este taller la ACNUDH preparará «un estudio temático integral sobre la dimensión de los derechos humanos del cuidado y apoyo, resumiendo y compilando estándares internacionales y buenas prácticas y principales desafíos a nivel nacional en los sistemas de cuidado y apoyo, e incluyendo recomendaciones sobre la promoción y garantía de los derechos humanos de los cuidadores y los destinatarios de cuidado y apoyo». El informe se presentará al Consejo de Derechos Humanos en su quincuagésimo octavo período de sesiones en 2025.

Las aportaciones de Ripess y la PGDC responden de forma integral las preguntas sobre el reconocimiento, políticas y medidas concretas, desafíos y datos del cuidado. 

Os presentamos un resumen:

A nivel global, gracias a la movilización histórica de las feministas en todo el mundo, el reconocimiento de la relevancia del cuidado y el apoyo, como trabajo y como derecho, en términos de salarios, beneficios y condiciones laborales y de seguridad en general, está creciendo.

El Objetivo 5.4 de la Agenda 2030, que busca «reconocer y valorar el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado mediante la provisión de servicios públicos, infraestructura y políticas de protección social, y la promoción de la responsabilidad compartida dentro del hogar y la familia según corresponda a nivel nacional».

 A nivel nacional, hay avances en el reconocimiento y en la provisión de instrumentos para apoyar a las personas que proporcionan los cuidados, particularmente mujeres, a través de mecanismos de protección social.

Las constituciones nacionales de Bolivia, la República Dominicana, Ecuador y Venezuela reconocen el trabajo doméstico no remunerado, mientras que países como Argentina y España han aprobado disposiciones particulares. En Uruguay se estableció el Sistema Nacional Integrado de Cuidados y sus instancias operativas.

Destaca la solicitud de Argentina, en enero de 2023 a la Corte Interamericana de Derechos Humanos para que emita una Opinión Consultiva sobre el contenido y alcance del cuidado como un derecho humano, y su interrelación con otros derechos, es un ejemplo importante de la creciente demanda para reconocer tanto el derecho al cuidado como los derechos de quienes brindan cuidado y el derecho al autocuidado.

Políticas y Medidas Concretas

Implementar «sistemas de cuidado» que abarcan una visión más amplia e integral del cuidado como un derecho.

La CEPAL y ONU Mujeres identifican cinco principios que deberían guiar la construcción de tales sistemas: el cuidado como un derecho, la universalidad, la co-responsabilidad social y de género, la promoción de la autonomía y la solidaridad en la financiación.

Abordar las desigualdades estructurales (género, raza, estatus migratorio y otros) en la manera en que se percibe, estructura, distribuye, apoya y compensa el trabajo de cuidado, a través de diferentes políticas sectoriales (económicas, condiciones laborales, dinámicas territoriales, educación, etc.).

Abordar el cruce entre el cuidado y las dinámicas territoriales, garantizando la disponibilidad y acceso de servicios relacionados con el cuidado en todo el territorio, priorizando áreas históricamente marginadas y subvirtiendo las dinámicas de «centro x periferia» y abordando la dimensión «privado x público».

Fomentar alternativas económicas propuestas por la economía social y solidaria o a través del apoyo directo a redes comunitarias de cuidado, mediante la transferencia directa de recursos o la cogestión de espacios públicos-comunitarios, promoviendo una participación donde se tienen en cuenta los intereses generales y el equilibrio de poder.

Las «manzanas del cuidado» de Bogotá (Colombia) son un ejemplo paradigmático del cruce entre políticas espaciales y de cuidado, avanzando en la territorialización del sistema de cuidado del distrito de la ciudad, incorporando servicios e iniciativas de múltiples áreas gubernamentales y basado en el compromiso de avanzar en la justicia de género y territorial.

Desafíos de los Sistemas de Cuidados

Uno de los principales desafíos es superar la falsa división entre la economía considerada productiva (trabajo productivo) y todas aquellas tareas esenciales para sostener la vida y el funcionamiento del sistema económico (trabajo reproductivo), que elimina el cuidado en el imaginario colectivo, social y político.

Es necesario adaptar los sistemas de cuidado y apoyo a los contextos comunitarios y territoriales, teniendo en cuenta tanto las demandas y necesidades locales como las infraestructuras de cuidado informales y/o desintegradas ya existentes.

Además, es fundamental tener en cuenta los impactos adversos cada vez más frecuentes del cambio climático en la vida de las poblaciones más marginadas y cómo puede deteriorar el bienestar de quienes necesitan y proporcionan cuidado.

Datos

Es esencial desagregar los datos y cruzar diferentes categorías sociales y ambientales  (género, raza, territoriales) para comprender las múltiples realidades desiguales de las personas que necesitan y proporcionan cuidado.

Por ejemplo, en Brasil, el trabajo doméstico remunerado es la principal categoría ocupacional de cuidado, donde el 93% de su fuerza laboral son mujeres, y entre ellas, el 61% son mujeres negras (Secretaría Nacional de Cuidado y Familia, 2023). Sin considerar los cruces entre género y raza, no es posible abordar completamente el contexto de cuidado en este país.