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Por Isabel Pascual

Equipo GPR2C 

La conferencia de Quito ofrecerá una gran oportunidad para volver a formular la vida en los asentamientos humanos, y el Derecho a la Ciudad puede ayudar a garantizar que todas y todos podamos vivir con dignidad en territorios democráticos, sostenibles y justos. Y es importante destacar, que estos modelos ya existen.

Las ciudades son territorios con una riqueza y diversidad económica, ambiental, política y cultural significativas, tanto reales como potenciales. Sin embargo, los modelos de desarrollo implementados en la mayoría de los países tienden a concentrar la renta y el poder, generando pobreza, exclusión y degradación medioambiental y migración, entre otros problemas, en las áreas urbanas.

Además, las políticas públicas contribuyen a menudo a este proceso ignorando los aportes de las comunidades locales a la construcción de la ciudad y la ciudadanía de los habitantes de estas comunidades. Estas políticas son, además, perjudiciales para la sociedad y la vida urbana.

Estas preocupaciones están en el corazón del preámbulo de la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad, un documento que surgió hace casi una década y media. La Carta tiene por objetivo precisar las responsabilidades de los gobiernos locales y nacionales, la sociedad civil y las organizaciones internacionales para garantizar que todas las personas vivan con dignidad en las áreas urbanas.

El Derecho a la Ciudad amplía el tradicional enfoque sobre la mejora de la calidad de vida de las personas centrado en la vivienda y el barrio hasta abarcar la calidad de vida a la escala de ciudad y su entorno rural. Este es un derecho colectivo que confiere legitimidad de acción y de organización a los habitantes, basado en sus usos y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a un nivel de vida adecuado.

Logo de la Carta de la Ciudad de México por el Derecho a la Ciudad.

Como todos los derechos humanos, el Derecho a la Ciudad es interdependiente de todos los derechos humanos internacionalmente reconocidos – los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales. A esta suma, el Derecho a la Ciudad añade las dimensiones de territorialidad y, por supuesto, de vida urbana.

Este enfoque no es nuevo. Muchas de estas ideas han sido parte de debates, propuestas y experiencias de movimientos sociales, organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas de todo el mundo durante los últimos 50 años. Hace dos décadas, muchos de estos grupos también incorporaron el Derecho a la Ciudad en sus preparativos para la última conferencia Hábitat, que tuvo lugar en Estambul en 1996.

No obstante, el Derecho a la Ciudad no se incluyó explícitamente en la estrategia resultante de este evento. la Agenda Hábitat. Además, en estos 20 años, el Derecho a la Ciudad todavía no ha sido reconocido como un derecho codificado por las Naciones Unidas.

Mientras tanto, los preparativos para la próxima conferencia Hábitat, que se celebrará en Quito, Ecuador, en octubre, están ya bastante encauzados. Por lo tanto, ahora debemos reconocer que muchos de los elementos del Derecho a la Ciudad son parte central de las discusiones y debates que llevarán a Hábitat III y a la estrategia global que se acordará en Quito.

Expectativas y preocupaciones

La Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, un foro abierto de diferentes actores que trabajan en estos temas, fue creado para avanzar en los debates sobre la definición e implementación del Derecho a la Ciudad. Sin embargo, aunque los miembros de la Plataforma Global miran el proceso Hábitat con grandes expectativas, también tienen grandes preocupaciones.

En la cima de la lista de las preocupaciones está la falta de evaluación de la implementación de la agenda adoptada en Hábitat II, incluyendo el cumplimiento de los compromisos relacionados. De hecho, la situación en los asentamientos humanos en todo el mundo se ha deteriorado dramáticamente en las dos últimas décadas, a pesar de las promesas hechas en Estambul en 1996.

Los miembros de la Plataforma Global también están preocupados por la aparente reducción de la Agenda Hábitat a un enfoque únicamente urbano. Si esto se traslada a la «Nueva Agenda Urbana», nombre dado a la estrategia que surgirá de Hábitat III para los próximos 20 años, fracasará en dar prioridad adecuada a la continuidad – de hecho, la simbiosis – entre las áreas rurales y urbanas,

Una promesa clave de la Agenda Hábitat de 1996, después de todo, fue vincular los derechos humanos a la gobernanza con «un enfoque regional e intersectorial de la planificación de los asentamientos humanos que destaque las vinculaciones entre zonas rurales y urbanas y considere a las aldeas y las ciudades como dos extremos de una serie continua de asentamientos humanos en un ecosistema común».

Del mismo modo, parece que las discusiones hacia la «Nueva Agenda Urbana» propuesta están abandonando los compromisos previos con enfoques de derechos humanos. El Documento Marco Político «El Derecho a la Ciudad y Ciudades para Todas y Todos» se beneficiaria de la expresión más ordenada del Derecho a la Ciudad reflejada en la literatura y en la Carta Global . También debería reconocer los compromisos de la Agenda Hábitat que ya apoyan las reclamaciones y principios operativos del Derecho a la Ciudad . Estos principios incluyen la gestión democrática de la ciudad, la implementación del derecho humano a una vivienda adecuada y la interdependencia del desarrollo urbano y rural.

Finalmente, a los miembros de la Plataforma les preocupa la falta de participación significativa, hasta ahora, de la sociedad civil en el proceso Hábitat III. Es crítico que este proceso ignore que las personas deben estar en el centro de cualquier estrategia que salga de Hábitat III no solamente con su presencia sino como actores clave en la definición del contenido e implementación de la nueva agenda.

Dadas estas preocupaciones, la sociedad civil tiene el rol fundamental en el proceso Hábitat III de recordar los compromisos asumidos por los gobiernos y otros Aliados de la Agenda Hábitat en las dos conferencias anteriores. De esta manera, los diferentes actores necesitarán evaluar los progresos realizados y destacar cualquier estancamiento o vacío en la Agenda Hábitat.

Segundo, los grupos de la sociedad civil necesitarán difundir sus experiencias y propuestas en el marco del proceso Hábitat, a nivel nacional e internacional. Hasta el momento, pocos de los Comités Hábitat Nacionales e informes nacionales existentes han sido redactados con una participación mínima de las organizaciones y comunidades locales.

Soluciones y modelos

Los Miembros de la Plataforma Global creen firmemente que el proceso de elaboración de la Nueva Agenda Hábitat debe seguir un enfoque de derechos humanos, con el Derecho a la Ciudad como su piedra angular. Deben adoptarse medidas concretas para superar la desigualdad, la discriminación, la segregación y la falta de oportunidades con el fin de garantizar un hábitat adecuado, tanto en la ciudad como en el campo.

Por ejemplo, una nueva agenda necesitará implantar y aplicar instrumentos participativos existentes de planeación y elaboración de presupuestos. También necesitará institucionalizar el apoyo a la producción y gestión social del hábitat, y democratizar los espacios de gestión territorial. Y esta nueva estrategia necesitará reconocer y respetar la función social de la propiedad, de la tierra y de la ciudad – de hecho el hábitat humano como un todo. En este sentido, la «función social» se refiere al uso o aplicación de estos elementos en beneficio de la sociedad en general, dando prioridad a los más necesitados.

Todos estos elementos están explicados y desarrollados en el marco del Derecho a la Ciudad. Para saber más sobre la implementación del Derecho a la Ciudad, visite este enlace.

Como una iniciativa de la Asamblea General de Naciones Unidas, Hábitat III está diseñada para reunir a actores globales para debatir y trazar nuevos caminos hacia el cumplimiento de los retos de asegurar asentamientos humanos equitativos y sostenibles, donde haya igualdad de oportunidades, democracia y justicia social. En Quito, los estados miembro acordarán una Nueva Agenda con el fin de enfrentar los desafíos presentes y futuros de la urbanización y la vida en las ciudades.

En este sentido, es crucial reconocer los logros e innovaciones de la sociedad civil y las autoridades locales, basadas en el Derecho a la Ciudad y en otros derechos humanos para todas y todos. De hecho, ya hay una gran cantidad de modelos valiosos por todo el mundo que muestran enfoques innovadores para la implementación de la totalidad o parte de este marco.

En Brasil, por ejemplo, el Derecho a la Ciudad ha sido incorporado en el único Estatuto de la Ciudad desde 2001. Esta ley ofrece instrumentos para cumplir con la función social de la propiedad urbana y garantizar su gestión democrática. Esto incluye presupuestos participativos, que permiten a los ciudadanos influir y tomar decisiones en los presupuestos públicos, con el objetivo de establecer prioridades en las inversiones de la región.

La perspectiva del Derecho a la Ciudad se está aplicando a través de nuevas maneras de pensar la tenencia y el uso del suelo urbano. En un una gran variedad de países- Australia, Bélgica, Canadá, Nueva Zelanda, Uganda, Reino Unido Estados Unidos, por ejemplo los Fideicomisos de Tierras Comunitarias (Community Land Trusts) han sido creados para garantizar la propiedad y administración democrática del suelo y de los inmuebles locales. Este modelo implica rescatar la idea de los derechos colectivos a la tierra y a la vivienda.

En Sudáfrica, mientras tanto, está emergiendo la práctica de mejoramientos informales participativos de asentamientos. Este planteamiento también promueve el reconocimiento de la función social de la tierra y aprovecha las capacidades de las comunidades urbanas en la identificación y formulación de alternativas a las intervenciones de desarrollo actuales.

Finalmente, Colombia fue una de los primeros países en adoptar «instrumentos innovadores para aprovechar los aumentos del valor de la tierra y recuperar las inversiones públicas,» como se prometió en la Agenda Hábitat.

Estos son algunos modelos interesantes que ofrecen una gran oportunidad para seguir avanzando, sin olvidar que las lecciones aprendidas de la aplicación de los compromisos de la Agenda Hábitat son esenciales para afianzar los pasos e innovaciones futuras en Hábitat III.

Isabel Pascual es la responsable de comunicación del Secretariado General de la Coalición Internacional del Hábitat (HIC). HIC se formó en Hábitat I en 1976 y es un miembro fundador de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad.