Ana FalúEl 8 de Marzo es un día para conmemorar las luchas de las mujeres a nivel del mundo. Las resistencias habidas y las que aún es necesario sostener. Este nuevo 8 de marzo nos vuelve a reunir amplificando voces a las cuales nosotras sumamos y levantamos el Derecho de las Mujeres a la Ciudad. Las mujeres como sujetos sociales y políticos, con demandas propias, no diluidas en conceptos neutrales tales como familia o población; las mujeres y también los cuerpos disidentes. Alzamos nuestras voces por nuestros derechos hacia territorios libres de violencias y con justicia social. Este #8M adherimos a la huelga feminista para hacer visible la omisión de las mujeres en las políticas, para insistir en la sociedad sobre la importancia de nuestros derechos, para hacer notar cuánto contribuimos a sostener la vida y cuánto aportamos al desarrollo en cada lugar del mundo. La sociedad tiene una gran deuda social con las mujeres: poner fin a las violencias sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas por el sólo hecho de ser mujeres, reconocer los cuidados como derechos, así como avanzar en igual trabajo igual salario, el derecho a la tierra, a la vivienda, a los servicios, a los bienes comunes y sociales. Por ello el Derecho a la Ciudad es Igualdad de Género.

En tiempos de pandemia, vivimos en contextos de incertidumbres, de miedos, y las desigualdades estructurales se agudizan en nuestras ciudades de injusticias territoriales, las brechas de desigualdad se han incrementado. Al tiempo que muchas mujeres están en aislamiento con sus agresores, son la mayoría en las responsabilidades del cuidado, tanto en el social y colectivo -la mayoría en la atención sanitaria-. En los barrios y comunidades de mayores carencias son las mujeres quienes cuidan de la salud y la higiene, aún en escasez. En la vida de las mujeres el tiempo es el bien más escaso y son quienes con su trabajo invisibilizado y devaluado, continúan sosteniendo la reproducción social dentro y fuera de las casas. La pandemia evidenció la crisis habitacional y de condiciones del hábitat de las mayorías que viven en condiciones de hacinamiento y pobrezas. En relación a sus autonomías económicas, las mujeres aún están muy lejos, son la mayoría en el mercado informal y las empobrecidas por un sistema económico hegemónico de concentración de riquezas y flexibilización laboral que las expulsa, son quienes más sufrieron el impacto de la pandemia y seguramente lo serán en la crisis post pandemia.

¿Cómo pensar el Derecho de las Mujeres a la Ciudad en este contexto?

Nuestro reclamo es urgente: las feministas proponemos avanzar hacia ciudades más justas para todas las personas que las habitan, en especial para las mujeres y en particular para las mujeres en situaciones de mayores carencias, no sólo de calidad de vida sino de derechos ciudadanos. Entonces, erradicar las desigualdades, visibilizar a las mujeres en sus demandas distintas a las de los varones en razón de los roles culturalmente naturalizados. Colocar el cuidado en el centro de la agenda y así promover la igualdad de derechos, tal como a igual trabajo igual salario, como dicen las mujeres de los barrios en Córdoba, Argentina:  “Somos diferentes, no queremos ser desiguales”.

La desigualdad en las tareas al interior de los hogares, la feminización de los cuidados a todo nivel… cuánto afecta a las mujeres para el ingreso al mercado formal del trabajo. Son la mayoría de quienes buscan empleo (CEPAL 2020) y en el trabajo doméstico son mayoría absoluta, un trabajo que para el caso de las empleadas de casas particulares, o las cuidadoras, son las mujeres más pobres, pocas formalizadas y con algún nivel de seguridad social.

Quiero, entonces, volver a significar nuestro Manifiesto por el Derecho de las Mujeres a la Ciudad, el que impulsamos desde el Grupo de Trabajo de Mujeres y Diversidades de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad. El mismo cobra aún más vigencia ante la pandemia, en este momento de reconstrucción del tejido urbano y social diverso. Necesitamos políticas de la emergencia en clave feminista, que contemplen e incluyan de manera activa y decisiva a las mujeres atravesadas por identidades diversas -etnias, clase, edad, identidades sexuales, otras-.

Para ello, estrategias para con la responsabilidad de los Estados, pero no sólo, que también reconozcan y apoyen las organizaciones comunitarias que generan espacios para acciones participativas de incidencia política situada a necesidades. En ese mismo sentido, la importancia de recuperar la voz de las mujeres en el territorio, así como fortalecer la acción territorial a través de la articulación de liderazgos políticos, organizaciones sociales y feministas. Avanzar en una acción política que posibilite transformaciones hacia ciudades más vivibles.

  1. Construir ciudades más vivibles que prioricen inversiones públicas para mejorar infraestructuras y servicios y eviten la gentrificación del modelo de urbanización neoliberal. Ciudades que desalienten la especulación, y con procesos participativos de planificación estratégica.
  2. Barrios más habitables, con acceso seguro a la tierra y la vivienda para los sectores populares (especialmente para mujeres jefas de hogares y disidencias).
  3. Reconstruir los vínculos barriales, promoviendo participación comunitaria, apropiación de espacios públicos y desarrollo de proyectos culturales.
  4. Transformar los intangibles de la cultura patriarcal. El derecho a decidir sobre el propio cuerpo nuestro primer territorio, y sobre la casa, el barrio y la ciudad.
  5. Economías pensadas para la sostenibilidad de la vida, que reconozcan el aporte invisibilizado que las mujeres realizan a través del trabajo no remunerado, y establecer políticas que promuevan iniciativas de la economía popular colectiva.
  6. Espacios públicos sin violencias, con equipamientos para la diversidad, transporte accesible y seguro, lugares de recreación.

Mapeo Internacional: juntas y en red

Desde el Grupo de Trabajo de Mujeres, Género y Diversidad de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, tenemos el agrado de compartir con uds el lanzamiento oficial de un Mapeo Internacional de Organizaciones que trabajan por el #DerechoALaCiudad y la Igualdad de Género. Queremos conocer qué están haciendo las mujeres en el mundo por el Derecho a la Ciudad, desde las acciones en el territorio, de abajo hacia arriba y, también desde las políticas, así como desde la construcción de conocimiento, nos interesa hacer conocer cuáles son las experiencias, acciones y políticas que trazan las mujeres en la construcción de territorios más justos y diversos.

Las feministas nos reconocemos y en ese reconocimiento creamos redes poderosas de acción y colaboración mutua. Las invitamos a ser parte de este mapeo y a unirse al Derecho a la Ciudad de las Mujeres.

Ana Falú 

Chair / Coordinadora

Grupo de Trabajo Mujeres y Diversidades.

Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad de las Mujeres.

*Este artículo forma parte de la campaña del Día Internacional de la Mujer 2021 de la PGDC: «El Derecho a la Ciudad es la igualdad de género», promovida por la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad y liderada por su Grupo de Trabajo de Mujeres, Género y Diversidades a partir del 8 de marzo y durante todo el mes de marzo de 2021.